viernes, 28 de septiembre de 2012

A piñazos



He recogido esta semana un montón de piñas para encender los fuegos del invierno y me han dado ganas de liarme a piñazos con todo el mundo. Con los políticos, con los cargos electos, con los asalariados, con los autónomos, con los indignados, con los abogados, con los anestesistas, con los empleados de banca rescatada, con los mecánicos de servicio oficial, con los chinos de bazar, con las modelos del vogue y con los buenos ciudadanos, especialmente. Pim, pam, piña va, piña viene.

A piñazos se sale en el telediario. Acariciando no. Hablando se aburre a las ovejas y a piñazos te ríes un rato. Violencia indiscriminada, desparpajo dialogante. Pim, pam. ¿No estás de acuerdo? Piñazo. ¿Te pones en mi camino? Piñazo. ¿Estás estresado? Piñazo. Ya verás cómo lloras por algo.

Hoy día a base de piñazos puedes labrarte un futuro. Somos tantos y tan tontos que no hay manera de hacerse entender si no es a piñazos. Yo era de los antiviolentos, pero visto cómo va la cosa voy a seguir recogiendo piñas a mansalva por si acaso tengo algún problema.

El Estado reconocerá mi trabajo y la sociedad estará más tranquila. Contra las dudas, piñazos. Así de natural.



miércoles, 19 de septiembre de 2012

Semos guerreros de cristo


Los gitanos de mi barrio son mayoritariamente evangélicos, o sea, de la secta de predicadores cristianos más carcas y reaccionarios. Muchos dicen que Franco era gitano y por eso son franquistas irredentos. Hoy unos niños le decían a otra muchacha: "yo te reprendo, mala mujer, yo te reprendo". Y le cantaban a voz en grito "semos guerreros de cristo, semos guerreros". Qué habría hecho.

El príncipe gitano cantaba como los ángeles aquello de "Ponte la faja Francisco" y nadie sabe si se refería al caudillo de España por la gracia de dios. Todo es un lío monumental.

Los gitanos siguen los pasos de sus antecesores. Hoy día los gitanos del este se han fuertes en el país y tienen muchos problemas para ser aceptados como lo fueron los autóctonos en la posguerra. Ceaucescu no era gitano: esto fue un handicap.

Qué tendrán los gitanos, que en su endogamia siguen siendo multitud y siguen controlando negocios punteros, como la ropa usada, las frutas de mercadillo y las drogas de primera necesidad. Qué tendrán, además de mucho descaro.

Quizá sea por sentirse guerreros de cristo. Vaya tela.


Esquilmando, que es gerundio


En Soria basta salir al monte con una cesta para conseguir víveres para la subsistencia. Ahora en septiembre moras y endrinas para patxaranear en navidades. Tomates de cuneta, tomillo para los guisos, calabacines con permiso del vecino huertano, postales con corzo en 360º y pajarillos de banda sonora completan el alimento para cuerpo y alma.

En Soria se puede caminar con la vista al frente y adivinar el futuro. No hay obstáculos importantes y la línea del horizonte aparece nítida, para que uno se encuentre consigo mismo. Yo me veo a veces desenfocado a lo lejos, con mis ojos verdes de montera, con mis orejas curtidas entre los pinos.

En la orilla del río se entiende el crecer de los juncos y de los zarzales. En los terraplenes las ortigas cobijan a las viborillas y cada uno en su plano esquilma lo que puede. Suavemente se aprende a subsistir, a almacenar para el invierno que viene.

Sólo espero que vengan nieves y el wifi nos conecte con la realidad. Al menos.



jueves, 13 de septiembre de 2012

Color estructural


Esta planta africana es la Pollia Condensataes y su fruto posee el color más intenso y duradero de la naturaleza, porque responde a una estructura y no a la pigmentación. Es un caso raro en el mundo vegetal, pero no lo es tanto si lo consideramos dentro del conjunto de los seres vivos. Los animales a veces sí emiten colores sin pigmentos. Y parece que casa con parámetros antropológicos: eres lo que eres, no lo que pareces cuando te maquillas.

La esencia. Somos por dentro tan de color carne que cuando nos raspamos la piel aparece la carne viva, que no es otra cosa sino nosotros mismos desnudos, sin la funda. Los negros se raspan y son como nosotros, quizá un poco más fibrados, pero iguales de color interno. Somos estructuralmente de un color, cada uno en su tono esencial, como el fruto de la Pollia es de otro. En cambio, los pigmentos nos han hecho creer que son permanentes y se degradan con el tiempo. Progresivamente, según calidades.

Somos entidades estructurales que dependen de sus pensamientos pigmentarios. Mutamos en arrugas y nos degradamos en nuestros sistemas, pero algo nos queda siempre de nuestro color interno, único y sólido, brillante quizá, como este azul metálico de las bayas de la Condensataes.

Cuándo podré estar tranquilo de una vez...



miércoles, 12 de septiembre de 2012

En la arena cayeron




En una fábrica de neones hacían lágrimas de pega para cocodrilos. Eran baratas y compré media docena, más que nada para reservarme el derecho a dar en un futuro varios golpes de efecto.

No me funcionaron nunca y las tiré a un contenedor.

Intenté volver a esa fábrica años después y no la encontré. Había matorrales por todas partes y en la puerta, que ahora era más estrecha y más alta, había un cartel de acero inoxidable en el que había grabado con letras de palo una sola palabra: "peletería".

Peletería. De piel. Podría haber habido un taller de un protésico dental, o una imprenta, o una ferretería, algo más íntimo; pero no. Vendían pieles de abrigo, coberturas para ocultarse del frío.

Las pieles, como las tapas de encuadernar, pueden esconder las mayores maravillas o las mayores vulgaridades. Uno lo sabe cuando las abre, no antes. A veces pasa también con los llantos falsos, que pasa que cuando brotan y se secan la sal no cristaliza.

En la casa donde nací ya no hay matojos; sólo una iglesia con cúpula dorada, fea como un demonio. Envoltorio de oro falso a la vera de la falsa acacia bajo la cual aparcaba mi padre su coche durante mi infancia y que aún dura, crecida y desgarbada.

Quizá no debería haberme desprendido de aquellos neones.



domingo, 9 de septiembre de 2012

Un brote verde real


Qué pena que la expresión "brote verde" esté tan devaluada. La ocurrencia de una ministra leída ha transformado el significado de algo que denotaba un futuro, un nuevo ser. En Soria se dice que los árboles o las plantas "mueven" cuando les brota la yema de un nuevo tallo. Yema, tallo, flor. El movimiento de la vida, en marcha.

A mí me gusta explorarme a veces para ver qué tallos nuevos me brotan. Con la edad parece que nacen menos alternativas, pero sólo es cuestión de mirarse las axilas, las ingles, los pliegues del cuerpo, para descubrir que seguimos evolucionando.

Voy escogiendo nuevos caminos, a veces sólo vías de servicio casi paralelas, con más baches y más cruces pero con otro sabor más plural que las autovías en las que la velocidad nos hace circular como si tuviéramos orejeras de las que les ponen a los burros para que no se distraigan y vayan siempre adelante, adelante, adelante.

Cuesta apartarse y parar a veces a descansar. Quizá la edad se asimile a lentitud, pero como decía aquel, "Pareceremos vagos, pero nuestra mente nunca descansa". No creo que tener nuevos puntos de vista sea contradictorio. Cambiar de opinión es también una forma de mover el pensamiento, de hacer que broten nuevas ideas en nuestro cerebro gastado por los años.

Esos años que nunca pasan en balde.


sábado, 8 de septiembre de 2012

Corazón menorquí





Esas casitas que se ven arriba a la derecha es Ca Sa Catalana. Se compró con el dinero de una indemnización por muerte accidental hace 35 años y la hemos disfrutado muchas ocasiones. Es la casa de mi amiga Tere. Está en el corazón de Menorca, cerca del pueblo de Sant Climent.

El campo del vecino tiene forma de corazón y eso no es casualidad. Es justicia. Nadie lo sabía cuando este terreno se compró y fue gracias al Google Maps cuando se descubrió esa apariencia. Es emocionante.

En esta casa se vive y se descansa sin energía eléctrica y sin agua corriente. Tiene múltiples rincones donde tumbarse a leer y pensar. Nadie se va de allí por gusto: sólo las obligaciones que todos escondemos en nuestras vidas nos obligan a ello. Uno de los muchos errores que nos lastran día a día.

Esta casa es el símbolo de una oportunidad. Aún somos jóvenes para darle un giro a las cosas. La casa de Los Llamosos es una posible opción. Aprovechémosla.