martes, 31 de julio de 2012

Modelos a seguir




Volver a Madrid desde ruralandia es otra vez distraerse con publicidad inútil. Cuánto gasto absurdo para que no compre nada. Cuánto talento fotográfico desperdiciado en memeces.

Un rostro recurrente es laquetedije, o sea, Kate Moss, madre y modelo. Esta mujer sigue protagonizando campañas a pesar de ser bajita, no ser actriz, ni cantante, ni filósofa, ni deportista, ni doctora, ni saludable en sus costumbres. Es más, parece que cuantas más veces la pillan de juerga metiéndose rayas más sube su caché por sesión. Y eso que se libró de leer a Krisnamurti, ese plasta.

Es como si las marcas vendieran su sucia fortuna como lo más deseable en este mundo imitativo. Si una niña a la edad a la que ella empezó a figurar le dijera a su madre que se iba con un viejo millonario a hacerse fotos desnuda y a intentar matar el tiempo aprendiendo a pintar la mona en clubes nocturnos, probablemente se ganaría un par de adjetivos.

Kate vende ahora ropa en soportes publicitarios de todo el mundo. Y qué. Pues que tiene más dinerito en su cuenta para que su descendencia no tenga que alquilarse por horas. Pero, vanitas vanitatum, seguro que enseguida nos colocan alguna fechoría de la nueva generación Moss. No lo podremos evitar.

Mientras tanto, los hombres que venden en publicidad o son deportistas o están supercachas porque se pasan el día en el gimnasio sin dar un palo (intelectual) al agua o están arrejuntados con modelos cocainómanas como Kate Moss, princesa de la degradación, modelo ejemplar para las adolescentes de hoy en día que no llegan a dedo y medio de frente. Los chicos, a esmerarse en evitar controles antidoping, que igual les pillan.

Y hala, todos a jugar a la lotería. Igual a alguien le toca y es el próximo objeto sexual del papel couché.

No hay comentarios:

Publicar un comentario