jueves, 11 de marzo de 2010

Don Bernardo hizo notar que una criatura de meses, siendo varón, debería mostrarse más duro y resistente y, a renglón seguido, se quedó mirando la airosa figura de la muchacha con el niño en brazos y dijo algo que a don Néstor Maluenda hubiera sorprendido: -¿Cómo es posible, hija mía, que con esa cara tan bella y ese cuerpo tan esbelto os dediquéis a una tarea tan prosaica como la de amamantar a una criatura?

('El hereje', Miguel Delibes)

He encontrado una carta de amor dentro del libro. Me ha dado alegría y rubor, pero dice esencialmente lo mismo... lo mismo que ahora diría.

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