Así estaba el Duero el pasado domingo a su paso por Sotoplaya. La foto es prestada. Los paisajes que brillaron este fin de semana no los registramos, había pereza. Los tenemos en la retina.

De Daniela en la pantalla de la Audiencia no me voy a olvidar jamás. Y de Boy George, Lenny, Celia, Amy, Freddy, María... tampoco.

Me he encontrado este archivo y quería que lo volvieras a ver suelto, lo bonito que es.

Y no vimos el mar...

Estuvimos entretenidos. Con los paseos, los amigos, el solecito y el calor que no tocaban, las camas blancas y espaciosas, el tiempo por delante... Dio para ver que detrás de todo estamos, debajo de la maraña que a veces nos tapa. Dio para entender que también se vive de emociones, de las nuestras y de las que regalamos.

Y no vimos el mar. Como en esa película en la que una chica perdida por París persigue a su amor y nunca ve la Torre Eiffel, aunque la tenga delante. Pero la Torre ahí está. El mar estaba ahí, pero no nos hizo falta verlo.

No esta vez