miércoles, 29 de septiembre de 2010


Este es Mateo a las tres horas de vida.

martes, 28 de septiembre de 2010

Esos cielos nos recuerdan lo mortalitos que somos. Isabel se fue sin avisar, aunque como todos quisiéramos: sin sufrir, en un momentito, viviendo hasta el último segundo. No hace falta decir adiós en un minuto concreto, sabemos que esto no dura siempre, lo que pasa es que nos gusta olvidarlo.

Y nació Mateo, con su mofletes machucables, con su olor a nuevo y sus uñitas largas, para agarrarse bien a la vida. Duerme tranquilo sus primeros compases, aún no sabe que el camino puede ser duro, se enterará tarde, en su nido de privilegio y amores.

Así es la vida. Para cuando acabe la mía, más que despedirme, querría tener la seguridad de haber amado bien, de haber reído hasta mearme encima, de llorar de emoción, de haber visto paisajes de los que te quitan el habla, de haber tratado bien a los míos, de haber leído muchos libros, visto muchas películas, bailado en muchos conciertos; de no dejar cuentas pendientes, de estar en paz. Confieso que he vivido, como dijo aquél, hasta el último suspiro.

Pasó la musiquilla y nos dejó satisfechos... El siguiente, por favor.

jueves, 23 de septiembre de 2010

Echo mucho de menos a mi perra.

Cane no sabe qué pensar, tanto tiempo sin estar a solas... Pero ya voy por ella.

Le hablaré de nuestras cosas y sus orejas serán la chispa de la casa.

Remiraremos a los perros del parque, caminaremos, volveremos al pienso, en fin, vida casera.

La echaré de mi habitación y cantaremos canciones todos los días. Es mi perra.

En qué hora me la regalaste.

lunes, 20 de septiembre de 2010

Hemos vuelto al Tequileño Especial como quien vuelve a casa. Unos tacos y unas micheladas y unos tragos gustosos y calientes en un día triste, un día de muerte. A pesar de la pérdida de una persona muy querida hemos ido por el lado mexicano y lo hemos celebrado con Recodo, con José Alfredo y con chipotles adobados. Un acierto.

Cuando alguien se marcha deja su sabor reposado. En el caso de mi tía Isabel su sabor es de risa y optimismo. Se fue sin hacer ruido y nos ha dejado huérfanos y sordos de su voz y su buen humor.

Gracias a ti por estar a mi lado.

domingo, 12 de septiembre de 2010

CUATL, AQUÍ HAY TOMATL!!

Hemos aprendido que la fruta del pan es pringosa y el trópico muy bonito de postal, pero muy cabrón. Que el tequila lo mismo da frío que templado, de aperitivo o de postre, que cuando a uno le pida el cuerpo. Que Moztezuma nos guarda un puntito de rencor y que los cristos gores y las vírgenes dolorosas venden que para qué. Que vayas donde vayas siempre habrá un soriano. Que los amigos no se pierden con la distancia, pero que hay que verse y beberse de vez en cuando. Que aún quedan teles que se sintonizan a rueda y habitaciones-sarcófago. Que es bueno viajar. Que tenemos que hacernos con colchones para que vengan a vernos. Que los torrenos con ostiones y jaca entran y que hasta enchilarse de tarde en tarde es bueno para el cuerpo. Tantas cosas...

jueves, 9 de septiembre de 2010

GMT+1


Éramos tres intrépidos -aún sin quererlo- y aún nos duran las señales de los moscos del Pacífico. De haberlo sabido nos hubiéramos atiborrado de vitamina B12, que por lo visto los ahuyenta. Pero no. Ahí estábamos y ahí nos picaron sin compasión.

Sólo ha quedado esta señal externa. Lo demás va por dentro. Al europeizarnos de vuelta nos estamos limpiando de extravagancias y hemos adoptado rapidamente los parámetros de nuestra vida anterior: trabajo trabajo trabajo. Quizá sólo la lectura pueda disipar tanta realidad porque nuestra vista es la que se ha quedado más huérfana de sorpresas, huérfana de paisajes diferentes, de novedades.

Pero algo hemos aprendido. Lo notaremos cuando pasen los días. Quizá ya lo estamos notando.

martes, 7 de septiembre de 2010


No sé si voy o vengo. Me creo que estoy en Monte Albán y sueño con cuatrimotos en el Tibidabo. Intento comer y bebo. Leo. Abro el Final Cut y el ratón se desliza con dificultad.

En Monte Albán, un viernes de septiembre hablaremos de los zapotecas y su delirante afán por lo bien hecho, de sus misteriosas figuras, de su dios-pájaro-de-pico-ancho y de nuestros cielos, hermosos desde arriba y desde abajo.

Estoy de vuelta.

lunes, 6 de septiembre de 2010

Cactáceas a gogó


¡Qué alegría volver a leerte! Y es que parece que fue ayer, pero han pasado más de tres semanas desde la última entrada. Y nosotros tan bien, por ahí, explorando.

Cielos, tormentas, cactus, tequila. Hasta unas semillas de mezquite que me dio Jorge para plantar en Los Llamosos llevo. Y paletas con chile, de sandía, de mango, de tamarindo...

Cuando llegue a España creo que voy a sentirme nuevo. O casi. Viajar está bien, pero esta vez ha sido aún mejor. Esta vez yo he viajado por dentro. Y te veía cerca, suspirando. ¡Madre mía!

Hasta la próxima.

Cielito lindo

Era el verde el color que mi memoria había archivado sobre México. Un verde mosaico, intenso, compuesto de otros muchos verdes hasta completar una paleta inmensa. Pero también está el azul amasado de nubes, un escenario amplio y abierto, mesetario, con el horizonte salpicado de mezquites. Me he traído colores y el olor de mis primeros pasos en América, ese que asaltará la memoria cuando menos lo espere. Muchas cosas se han colado en la maleta, todas buenas. Me he traído el buen color en la cara, las tortillas en las caderas y las risas en las baterías. Que dure, que dure...