Me he pasado la noche oyendo llover, en un duermevela espeso muy poco reparador. Mientras voy calmando el sueño con enormes bostezos, voy haciendo, voy haciendo. He visto a mi pequeño tritón nadar con mucho estilo y técnica depurada, por demás para su huesudo cuerpecillo. Tendré que prepararle una montaña de macarrones para compensar tanto desgaste acuático.

Yo también estoy como nadando, pero tengo la corriente en contra, braceo en espiral, me canso. Un poquito más de sol vuelve a hacer falta para dormir en seco y soñar bonito. Me hace falta...

Vuelan las personas, las cometas van caminando. Vuelan zapatos de tacón de aguja y hacen diana. Los telones, la caja escénica se mueve, pierde la rectitud. La chica de rojo cae en diagonal, se tuerce la gravedad. Las ropas caen del peine y se ponen solas en los cuerpos.

Todo parece al revés, pero ¿qué está al derecho? Los muñecos del guiñol aplauden a las personas que usurpan su lugar: clac clac clac, la madera hace clac.

Aurelia Thierre se deshace y cae por el embudo de un reloj de arena.

Este espectáculo me ha dejado los ojos abiertos por mucho tiempo. Aún no sé si estoy soñando y me dices que me quieres. Bravo.

Pues siguiendo la vía se cura la pena. La propia y la ajena. Hay un más allá que espera los milagros de la primavera. Aquí viene el sol y está bien, te sienta bien. Estás más guapa en primavera, si cabe.

Descansa, respira y disfruta de las cosas bonitas que vienen.

Piensa que atesoras poder para no tener que mirar atrás. Piensa que todo está por hacer. Piensa que eres el comienzo de algo nuevo. Piensa que tienes recursos. Taichina.

Ha perdido el Atleti. Ha jugado bien y ha peleado pero no ha marcado ni un gol.

A mi me gusta que el equipo gane, no soy masoquista. Si hay que sufrir se sufre, pero para ganar en el último minuto.

Esta noche creo que me ha cambiado el centro de gravedad. Ahora anda por el plexo solar.

Es curioso, pero lo que más recuerdo de todo el fin de semana fue un momento en que apoyaste tu cabeza en mi hombro. Qué cosas.

Nos hemos asomado a las ventanas de los quereres y nos hemos quedado agotados. Como si una manada de ñus en celo nos hubiera pasado por encima, así te contaba yo cómo me sentía. Así, el cuerpo, pero el resto bien, mejor. Las miradas con brillo ajenas siempre alimentan. Son curativas las emociones recordadas. Y el buen rollo. Y el pensar que tanta gente alrededor nos sigue en nuestras locuras. Este lado del poliedro es el que más me gusta. Hoy parece que floto, estoy en otra película, en la nuestra y me gustaría ponerme a trabajar en ella hoy mismo. No sé cómo vamos a hacer para arañar el tiempo que nos falta.

Se atasca la primavera

pero estamos cogiendo carrerilla.

Preparados para brotar

y que la yema se tueste.

Al asomarme

se abre el iris

y entra luz

por mi ventana.

Madrid da tormentas en mayo.

Sorpresas, sorpresas... ¿pero tú no eres del Atleti?

Dicen que en Madrid puedes encontrar cualquier cosa en cualquier momento, pero no. Hay excepciones.

Es difícil encontrar un roscón de reyes en mayo porque la masa es especial. Tampoco es fácil que haya frutas escarchadas en la pastelería en esta época. Lo único que parece posible sin ningún tipo de problema es tener sorpresas.

"Sí, señor, habas y sorpresitas para roscón tenemos un montón todo el año. Nos sobran. Puede elegir. "

Si sobran las sorpresas, yo quiero que me toque alguna. Sin esperarlo, claro... De momento me han ofrecido hacer un símil el día que hagan bambas. Es lo que hay en esta pastelería de temporada.

¿Y si usamos rosquillas listas y rosquillas tontas? Es la época.

Qué culpa tienes tú de la luz del Norte

si cuando más la quieres menos se esconde

Distraída adrede miras por la ventana

a ver si encuentras tu Mirón helado

La oscuridad se gasta de no apreciarla

De soslayo buscas algo inesperado

No mires dónde pisas,

no es prioritario.

Una refrescante foto para este calor que tenemos. Lógico calor dadas las circunstancias. Hemos mirado por la ventana esta mañana y había nevado en Soria, para que luego digan de los deportes extremos y del calentamiento global.

La verdad, a mí no me importa. Tengo motivos. El calorcito ya llegó la semana pasada y el mar Cantábrico me recibió a modo de bautismo curativo. Este Catapán te he vuelto a escuchar cantar. La grabación del corto la semana que viene tiene casi todo en orden. Y mi hijo ha vuelto sano y salvo del Viña-Rock en su coche de los '90.

Sólo falta que se calme un poco el viento y no nos despeine más de lo estrictamente necesario.