jueves, 27 de mayo de 2010


Vuelan las personas, las cometas van caminando. Vuelan zapatos de tacón de aguja y hacen diana. Los telones, la caja escénica se mueve, pierde la rectitud. La chica de rojo cae en diagonal, se tuerce la gravedad. Las ropas caen del peine y se ponen solas en los cuerpos.

Todo parece al revés, pero ¿qué está al derecho? Los muñecos del guiñol aplauden a las personas que usurpan su lugar: clac clac clac, la madera hace clac.

Aurelia Thierre se deshace y cae por el embudo de un reloj de arena.

Este espectáculo me ha dejado los ojos abiertos por mucho tiempo. Aún no sé si estoy soñando y me dices que me quieres. Bravo.

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