sábado, 25 de agosto de 2012

Proyecto azul




Desengrasando la primera paella del año, que se dice pronto, cerca del mar. Un castillo de un Papa Luna en cuarto creciente. Sal. Chichas y salchichas al aire.

Azulete Brasso, añil, un poco más claro. El abuelo cebolleta recuerda las coladas de ropa blanca al aire y el calor de las siestas de digestión de gamba roja. Me reencuentro con el mar y no me cuesta ningún trabajo adaptarme. En tres días estaremos en Menorca.

Hace tiempo que Amparito, la filla del metge, tan monina, meneaba el culet. Todo es una clave privada que no se puede aguantar.

Sólo falta sudar sobre la cama y esperar a que baje el sol. En la foto, una gallofa en Los Llamosos con el personal habitual de estos actos: niños, abuelas y moscos, cada uno a lo suyo. Me acuerdo de mi perra, tan bonita en la puerta de casa, esperando, tan saltarina para salir de paseo.

El verano se acaba y casi no ha empezado.




jueves, 23 de agosto de 2012

Los Girasoles sin Sophia




1970 fue un año importante en mi vida. Conocí el concepto "cambio de década" y empecé a tener consciencia de la locura humana. En España no llegaba casi locura porque la censura se encargaba de caparla en origen, pero algo se filtraba. En televisión se podía leer entre las 625 líneas, quizá la mejor manera de leer abreviadamente los mensajes importantes. Muchos locos geniales estaban creando por el mundo al margen de control alguno.

En esta época de hiperinformación estoy leyendo un libro del que volveré sin duda a citar ideas en lo sucesivo y que aún no quiero nombrar. De momento, en ese libro manejan una idea que a mí ya me ha rondado en varias épocas de la vida: la hipoinformación es la mejor manera de estar bien informado. Si las noticias que lees: a) te son ajenas; b) son reiterativas; c) no te hacen mejorar tu estado vital; d) etc, etc, etc... Si esas noticias, en suma, te importan realmente un bledo, ¿para qué pierdes tiempo en leerlas? ¡Cómo si no hubiera en la vida cosas mejores que hacer!

1970 empezó con el canalillo de Sophia Loren en "Los Girasoles" y así nos fue a algunos: siempre un quiero y no puedo. Los únicos canalillos que recuerdo parecidos a esa edad estaban brillantes de sudor, vivían en Valencia y llamaban poderosamente mi atención. El canalillo de la Loren no tenía olor pero yo se lo ponía sustituyendo los olores conocidos por los olores por conocer.

Cuando los girasoles florecen tardan apenas unos días en empezar a marchitarse. Su amarillo tiene días contados de brillantez. Desde que tomé esta foto apenas han pasado dos semanas. Ahora esos girasoles son un recuerdo vago de si mismos.

Lo evanescente, lo efímero. A veces recordable. A veces felizmente añorado. Queremos girasoles con Sophia, otra vez. Siempre.




martes, 21 de agosto de 2012

Luis Eugenio en Soria



Luis Eugenio pasó por Los Llamosos de incógnito y se dio un paseo por el Casino Amistad de Soria. Allí se puso guapo e impartió una de sus famosas conferencias relativas a su libro "1001 maneras de destrozar un chiste", en la que desarrolló una de sus teorías sobre la disfuncionalidad de los chistes mal contados.

En su disertación, a la que asistió muy poco público, habló de chistes de gatos con perritos calientes y enseñó sus ilustraciones acerca de la xenofobia -o no- de determinadas maneras de tomar partido por los camellos que vienen en patera. No obstante, en la versión on-line se esperan visitas masivas.

El complemento más auténtico de su paso por Soria fue su paseo por lugares emblemáticos de la ciudad. Con Luis Eugenio me trasladé a momentos intensos del humor absurdo catalano-español. Era enternecedor verlo pensar intensamente frente a la ermita de San Saturio, era fascinante verlo tomar cuidadosas notas frente al olmo seco del Espino y era descorazonador verlo sollozar sinceramente sentado en la silla del monumento a Leonor de la Plaza Mayor. El momento quizá más abrumador fue el que Luis Eugenio cotilleaba las lecturas de Gerardo Diego, ese que se toma un eterno café en los soportales del Collado. El erudito también comió torrenos y migas pastoriles como si no hubiera un mañana.

Luis Eugenio es un ejemplo de independencia creativa digno de los mejores artistas. Tengo el honor de ser su amigo y espero que su inspiración me ayude a salir de estos momentos tan grises que me están tocando vivir este verano. Porque este verano no está  priorizando la creación, precisamente.

Más bien se prioriza lo prosaico, en el peor sentido de la palabra.


lunes, 13 de agosto de 2012

Perra guardiana


Cane es soriana de pura cepa, aunque tenga algunas propiedades en Madrid. Ha triunfado en la vida: nació y fue descarriada, vagaba por los campos de Almazán con su amigo Miguelón y fue rescatada por alguien que la llevó a Redención, junto a San Polo. Allí vivió un año y cuando llegó el momento sedujo a los Reyes Magos y se vino con nosotros.

Cane tiene algunos problemas porque es una perra que piensa. Es una intelectual. No sólo porque capte nuestros estados de ánimo humanos, tan difíciles de explicar a veces para los seres racionales. Es una intelectual porque siempre cultiva la faceta hedonista de la vida.

Dicen que los perros son exageradamente fieles. Yo opino que son incondicionales, un aspecto que entre los humanos suele escasear. Ella me deja que sea como soy, sin reproches. A veces pide más atención cuando no le toca pero siempre sabe esperar su momento. Y es capaz de ladrar a un mastín que le triplica en peso -y en fauces- si considera que se está acercando demasiado a nuestro territorio.

Ella piensa y tiene dudas, como nosotros. Sus dudas las responde con miradas y las disuelve con relajación y tranquilidad. Piensa tumbada mirando al horizonte y te viene a ver para contarte sus cuitas, tan perrunas.

Un ejemplo a seguir. Soy su fan. Incondicional.



domingo, 12 de agosto de 2012

Busco sensaciones




Soria Sensaciones podría ser marca. Cada uno podría tener la suya. Nada genérico; algo personal e intransferible.

Cuando pasan los años uno busca con quién compartir. O no. Es la opción de la soledad, a veces querida, otras veces asumida por inevitable. Es difícil conseguir la complicidad, es muy fácil perderla por pequeños detalles, también porque con los años, además de viejos, nos hacemos raros.

Se dice de los deportistas, sean ciclistas, nadadores o corredores de mediofondo. Todos ellos hablan de las sensaciones que han tenido en la competición. En el caso de Soria Sensaciones no hay competición: solo momentos sueltos para archivar siempre a mano, siempre cerca para cuando nos fallan las cosas de la vida.

No importa que las palabras estén sobadas y gastadas. Sensaciones lo está. Pero puede estrenarse de nuevo si se le vuelve a dar sentido. Aunque nosotros estemos sobados y gastados, siempre podemos echarnos a un lado en la carretera y salir a escuchar junto a los campos de girasoles una canción que nos haga llorar como si fuera la primera vez.

Aunque no podamos compartirlo con nadie.