martes, 21 de agosto de 2012

Luis Eugenio en Soria



Luis Eugenio pasó por Los Llamosos de incógnito y se dio un paseo por el Casino Amistad de Soria. Allí se puso guapo e impartió una de sus famosas conferencias relativas a su libro "1001 maneras de destrozar un chiste", en la que desarrolló una de sus teorías sobre la disfuncionalidad de los chistes mal contados.

En su disertación, a la que asistió muy poco público, habló de chistes de gatos con perritos calientes y enseñó sus ilustraciones acerca de la xenofobia -o no- de determinadas maneras de tomar partido por los camellos que vienen en patera. No obstante, en la versión on-line se esperan visitas masivas.

El complemento más auténtico de su paso por Soria fue su paseo por lugares emblemáticos de la ciudad. Con Luis Eugenio me trasladé a momentos intensos del humor absurdo catalano-español. Era enternecedor verlo pensar intensamente frente a la ermita de San Saturio, era fascinante verlo tomar cuidadosas notas frente al olmo seco del Espino y era descorazonador verlo sollozar sinceramente sentado en la silla del monumento a Leonor de la Plaza Mayor. El momento quizá más abrumador fue el que Luis Eugenio cotilleaba las lecturas de Gerardo Diego, ese que se toma un eterno café en los soportales del Collado. El erudito también comió torrenos y migas pastoriles como si no hubiera un mañana.

Luis Eugenio es un ejemplo de independencia creativa digno de los mejores artistas. Tengo el honor de ser su amigo y espero que su inspiración me ayude a salir de estos momentos tan grises que me están tocando vivir este verano. Porque este verano no está  priorizando la creación, precisamente.

Más bien se prioriza lo prosaico, en el peor sentido de la palabra.


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