No sé si voy o vengo. Me creo que estoy en Monte Albán y sueño con cuatrimotos en el Tibidabo. Intento comer y bebo. Leo. Abro el Final Cut y el ratón se desliza con dificultad.
En Monte Albán, un viernes de septiembre hablaremos de los zapotecas y su delirante afán por lo bien hecho, de sus misteriosas figuras, de su dios-pájaro-de-pico-ancho y de nuestros cielos, hermosos desde arriba y desde abajo.
Estoy de vuelta.
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