viernes, 15 de enero de 2010

Así tenemos las vidas, liadas, liadas. El desliador que las deslíe un genio será. Nos faltan horas para mirarnos, para observar nuestro trabajo desde fuera, para pensar. La vida nos envuelve de tal manera, que apenas se nos ve entre minutos y entreteclas arrancados a la vorágine. Como esa bola de nieve que se llevaba por delante a la Pantera Rosa hasta que paraba, y en medio de una enorme esfera blanca, salía un pie rosado. Así me siento. Como el coyote con la lengua fuera detrás del correcaminos, que nunca le alcanza. Así te veo. Aunque, como en las madejas, siempre hay un cabo suelto del que tirar y no perder el hilo.

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