martes, 21 de diciembre de 2010

Llevo toda la mañana pensando en cábalas de vida si me tocara la lotería. Sola y en compañía, porque esta locura transitoria se contagia, y en cuanto nos juntamos más de dos, ya estamos, dándole vueltas con una sonrisa tonta, imaginando la posibilidad, la reacción inmediata, el poco después, el futuro a mayor plazo; si mandaríamos todo a 'can punyetas' o esperaríamos agazapados tras el matojo a que escampara. No es el dinero en sí, es la puerta abierta y tras ella, el mar.
Soñar es barato y es bueno y no abundan las cosas con esas etiquetas. Bueno, sí, las que no apreciamos por cercanía. Quizá no sea muy honesto pretender un cambio radical de vida por la vía fácil y rapidita, pero da tanto placer imaginarlo...

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